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Soy Darlene Rojas, abogada comprometida con transformar el sistema de justicia mexicano. Me presento como candidata a la Suprema Corte con una visión clara: hacer que la justicia deje de ser privilegio de unos pocos y se convierta en un derecho real para todas y todos.
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Creo firmemente en humanizar nuestro sistema judicial. Mi enfoque se centra en escuchar primero, entender después y actuar con sensibilidad ante las realidades que viven nuestras familias mexicanas, especialmente las personas en situación vulnerable.
Como ciudadana, abogada y mujer comprometida con México, busco derribar los muros que han separado históricamente a la ciudadanía de los tribunales, para crear un Poder Judicial accesible, transparente y sensible a las necesidades de nuestra población.
Una vida dedicada a la justicia y el servicio público
Soy Licenciada en Derecho por la UNAM, con un Diplomado en Administración y Gestión Pública por la Universidad Iberoamericana y Maestrante por la Escuela Libre de Derecho.
A lo largo de mis 27 años en el servicio público, he tenido el privilegio de trabajar desde distintas trincheras por un México más justo y equitativo.
Mi camino profesional ha estado marcado por una convicción profunda: la justicia debe ser accesible para todas y todos, especialmente para quienes más la necesitan.
Como Coordinadora General de Registro de Contratos Colectivos en el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, lideré una revolución digital que cambió la forma en que se tramitan los asuntos laborales en México. Implementamos sistemas en línea que no solo agilizaron procesos, sino que fortalecieron la transparencia y la confianza en las instituciones laborales.
Al frente de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de la CDMX, enfrenté uno de los mayores retos de mi carrera: administrar la instancia con más conflictos laborales del país. Con mi equipo, logramos que 4 de cada 10 asuntos se resolvieran por conciliación, evitando juicios largos y costosos.
Creamos juntas especiales con procesos más ágiles y orales, eliminando formalismos innecesarios. ¿El resultado? Una justicia laboral más cercana y eficiente para las y los trabajadores.
Mi visión siempre ha sido que la justicia debe evolucionar con evidencia, no con ocurrencias. Por ello, abrí las puertas de la Junta a la academia y la investigación. La colaboración con el ITAM para perfeccionar los cálculos de prestaciones aportó evidencia científica crucial para la Reforma Laboral de 2019.
Impulsé la digitalización de expedientes, la firma electrónica y procesos simplificados mucho antes de que la pandemia los hiciera necesarios. La transformación digital no solo trajo eficiencia, sino también transparencia y accesibilidad.
Como Directora General del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del entonces Distrito Federal, trabajé por la protección de las infancias vulnerables. Participé en reformas al Código Civil para que el estado asumiera la tutela de menores en situación de calle y agilizamos los procesos de adopción.
Implementamos programas innovadores como el apoyo a sociedades cooperativas y creamos un cuerpo especializado para atender y reeducar a hombres que ejercen violencia. Estas iniciativas fueron la semilla de lo que después se convertiría en política nacional a través de reformas al artículo 4º constitucional.
Como presidenta del Comité de Seguimiento y Evaluación para introducir la perspectiva de género en los órganos impartidores de justicia en la Ciudad de México, impulsé capacitaciones, campañas de sensibilización y la creación de indicadores que permitieran medir nuestro progreso real hacia la equidad.
Mi trayectoria me ha enseñado que la verdadera transformación de la justicia requiere tanto visión como acción decidida. Con cada paso, desde cada posición, he trabajado para derribar las barreras que impiden a muchas mexicanas y mexicanos acceder a sus derechos.
Hoy, como candidata a Ministra de la Suprema Corte, aspiro a llevar esta misma visión y compromiso al máximo tribunal de nuestro país.